Pesadez de piernas y calambres por no salir de casa.

La Insuficiencia Venosa Crónica, conocida como IVC, es la incapacidad de las venas para realizar el adecuado retorno de la sangre al corazón, lo que provoca la acumulación de ésta en las piernas, dando lugar a diferentes síntomas y problemas.

Cuando las venas de las piernas pierden elasticidad, se dilatan y provocan que la sangre, por la fuerza de la gravedad, se acumule en las piernas, produciendo la IVC, una enfermedad cuyas principales manifestaciones son las varices y las piernas cansadas. El sedentarismo y la falta de ejercicio también pueden predisponer al desarrollo de esta patología, dado que la bomba muscular necesaria para el retorno venoso no se activa correctamente.

En general, la IVC es más frecuente en mujeres a partir de los 35 años, por la predisposición hormonal, y su prevalencia aumenta con los embarazos y con la edad (a partir de los 50 años, la mitad de la población la padece). No obstante, cada vez afecta más a los jóvenes debido a que esta patología tiene mucho que ver con el estilo de vida.

Síntomas de la IVC

  • Dolor, hormigueo, pesadez en las piernas, que se agudizan en reposo y con el calor, y disminuyen al levantar las piernas y con el frío.
  • Hinchazón de la parte inferior de las piernas y los tobillos, especialmente después de períodos prolongados de pie.
  • Calambres nocturnos o ‘síndrome de las piernas inquietas’, que pueden dificultar la conciliación del sueño.
  • Sensación de calor, sequedad y picor en la piel, debidos a que el exceso de sangre retenida provoca un aumento de la temperatura, por lo que la piel se deshidrata
  • Arañas vasculares o dilataciones de los capilares a nivel superficial, que se manifiestan como lineas violetas con aspecto de telaraña. Son antiestéticas pero indoloras e inofensivas.
  • Varices. Son dilataciones y alargamientos de las venas superficiales, que se producen cuando la insuficiencia venosa se prolonga en el tiempo.
  • Alteraciones cutáneas de la piel producidas por la mala circulación: dermatitis, eccemas, hiperpigmentaciones, etc.

El estado de nuestras piernas repercute en la salud general, pero también en nuestra autoestima. Los problemas de circulación en las piernas, además de en el plano físico, repercuten también a nivel emocional en las mujeres que los sufren.

Causas de la IVC

Existen diversos elementos que pueden influir y ser determinantes en la aparición de esta afección.

  • La edad. Con el paso de los años, el revestimiento elástico de las venas se debilita, incrementando así la posibilidad de que las venas se dilaten.
  • El embarazo. Alrededor del 40% de las embarazadas sufren varices y otros síntomas de IVC.
  • Alteraciones hormonales. La enfermedad venosa es más frecuente en la mujer debido a la influencia hormonal. El consumo de píldoras anticonceptivas puede aumentar la permeabilidad venosa y su dilatación. Estos casos hacen necesaria la vigilancia médica.
  • El sobrepeso. El peso corporal excesivo incrementa la presión en las venas de las piernas, lo que deriva en un mayor riesgo de  IVC
  • La vida sedentaria y falta de ejercicio. El sedentarismo o la inactividad influyen directamente, ya que el estar de pie de manera prolongada incrementa la presión en las venas.
  • Las actividades laborales en las que se pasan muchas horas seguidas de pie o sentado, o que requieran realizar largos viajes.
  • El calor. Habitualmente, en verano se agravan los síntomas de la IVC porque el calor provoca que las venas se dilaten.

Consejos para mejorar la circulación venosa

Una correcta rutina de hábitos de vida permite prevenir y aliviar en gran medida los síntomas de los problemas circulatorios en las piernas, ya que muchas de las causas de esta patología están relacionadas con el estilo de vida, por lo que podemos aliviar la sintomatología con unos hábitos saludables:

  • Evita permanecer de pie, quieto o sentado largos periodos de tiempo.
  • Tras un tiempo sentado o de pie, túmbate y eleva las piernas por encima del nivel del corazón.
  • Sigue una dieta equilibrada y baja en sal. Tanto el sobrepeso como el estreñimiento pueden afectar a la circulación. Sigue una dieta rica en fibra, frutas, verduras y cereales y reduce al mínimo el consumo de sal para retener menos líquidos.
  • Bebe entre 1,5 ó 2 litros de agua al día, e hidrata también la epidermis para mantener la piel elástica y activar la circulación sanguínea.
  • Es aconsejable la práctica de ejercicio físico moderado de manera regular.
  • Al finalizar la ducha, aplica agua fría a las pantorrillas en sentido ascendente para aliviar la sensación de pesadez. También ayudan los masajes con geles fríos, desde el pie a la rodilla en sentido ascendente, para activar el retorno sanguíneo.
  • Las prendas de ropa muy ajustadas no son aconsejables, ya que pueden dificultar el retorno venoso Y mejor usa calzado ancho y cómodo, sin un tacón excesivo.
  • Evita las fuentes de calor dirigidas directamente a las piernas, como tomar el sol en las piernas de manera prolongada, la depilación con cera caliente, o utilizar braseros o saunas.

Tratamiento

Actualmente no existe un tratamiento definitivo para la IVC que permita recuperar totalmente el daño producido en el sistema venoso, pero puede contemplarse lo siguiente:

  • Terapia compresiva. Las medias terapéuticas son la medida fundamental para el tratamiento de la IVC y su prevención
  • Terapia farmacológica con sustancias con efecto flebotónico que reducen la fragilidad capilar. Se pueden administrar de forma tópica en forma de geles y cremas, o bien de forma oral. Hay medicamentos sin receta a base de plantas que pueden ayudar, como el ginkgo, castaño de indias, rusco, vid roja, y hamamelis. Antes de adquirir estos productos, consulta siempre con tu farmacéutico
  • El tratamiento mediante cirugía puede ser necesario en ciertos casos.

Conclusión

El control de la IVC es importante para evitar que se presenten complicaciones, como tromboflebitis o trombosis venosa profunda con consecuencias más graves. Por ello es importante un abordaje integral de la patología, con el objetivo de reducir la evolución de la IVC y minimizar estas complicaciones.

La IVC no desaparece con el tiempo, por lo que cuanto antes se diagnostique y se trate, mayores son las posibilidades de prevenir las complicaciones asociadas. Por eso es importante que consultes al farmacéutico o al médico si observas alguno de los síntomas que hemos descrito. ¡Consúltanos!