VUELVE EL BRILLO DE LA NAVIDAD

Cuando llegamos a adult@s descubrimos la vida real y que ésta no es tan justa como creíamos de pequeñ@s. Nuestra ilusión se va perdiendo entre la desgana y la decepción… Entonces corremos el riesgo de perder la capacidad de disfrutar de cada momento. Si le preguntas a un niño te hablará de sus sueños; un adulto, de sus miedos. Sin embargo, la vida tiene mucho que ofrecernos y por lo que sorprendernos aún, solo nos hace falta creer en ello. Es necesario volver a ilusionarnos por pequeñas cosas de la vida cotidiana, recuperar los deseos, los proyectos y los sueños en pequeñas cosas de la vida.

Esta chispa puede volver a prenderse con el espíritu de la Navidad. No dejes pasar estas fechas sin pena ni gloria, ni que el estrés apabullante del día a día te impida disfrutar de esa magia especial... Este año te invitamos a hacer un esfuerzo y recuperar otra vez esa emoción navideña.

Las personas que sufren de forma acusada los estragos de la pandemia serán más sensibles a perder la magia de la Navidad. Pero, aunque no todo sea perfecto, ni la familia la más armónica, ni la vida la más feliz, ni el estado de ánimo el más vital, hay pequeños detalles que pueden ayudar a disfrutar de estas fiestas. Adornar un pequeño árbol, escribir la carta a los Reyes Magos con los niños, visitar los mercadillos de las ciudades o los belenes vivientes, llamar a ese amigo con quien hace tiempo que no hablas, pasear para observar las luces de las calles, preparar una sorpresa... Las pequeñas cosas son las que hacen que nos ilusionemos. Solo necesitamos aprender un poco de los niños para disfrutar de otra forma durante estos días de Navidad.

Detén la vorágine de las obligaciones y rescata lo que sentías hace años, de pequeñ@, cuando estos días que se avecinan te parecían mágicos, especiales, inolvidables. Retoma ese montón de cosas diminutas que te alivien de la alocada actualidad y del espectáculo en que se ha convertido todo; sumérgete en un ritual más recogido e interior que el ruido de la calle. Al final del cómputo de nuestra vida, nos daremos cuenta de que son más bellas las cosas sencillas de al lado, como una buena bandeja de polvorones al lado de las personas que siempre te acogen.

Ser generosos con los demás, rescatar valores como la paz, la solidaridad, las buenas intenciones, la esperanza… La vida sigue siendo tan mágica como cuando eras pequeño. Sólo se trata de volver a ser un poco niños, de recuperar la ilusión de la infancia con la madurez de adulto. No existe una única Navidad, sino que hay muchas formas de vivirla, tantas como personas. Déjate deslumbrar por una Navidad más mágica que nunca y aprende a volver a disfrutar de pequeñas grandes cosas.

Equipo Castillo.